
Había una vez un rey malvado llamado “
Kamsa”. Un día mientras conducía el carro de su hermana
Devaki recién casada y de su marido
Vasudeva, una voz invisible exclamó: “¡Kamsa, eres tan tonto! No sabes que el octavo hijo de esta hermana tuya te matará”.

Imediatamente Kamsa desenvainó su espada para matar a Devaki. Vasudeva, para proteger a su mujer prometió a Kamsa que le entregaría a todos sus hijos tras su nacimiento.

Cuando los niños nacían en la prisión de
Mathurá, Devaki y Vasudeva se los entregaban a Kamsa. Éste mató a los primeros seis niños varones. El séptimo hijo,
Balarāma, Devaki se lo transfirió a Rohini, otra mujer del Majarajá Vasudeva en Gokula.

Entonces Krishna, la divinidad suprema, apareció como su octavo hijo.

De acuerdo con las instrucciones de Krishna y por su poder supremo dejó la prisión y cruzó el río Yamuna. Estaba lloviendo mucho. Ananta sesa usó su capucha para protegerse de la lluvia.
Al día siguiente cuando Kamsa intentó a matar a la niña ésta se resbaló de su manos y le advirtió,“El niño que te matará ha nacido antes que yo.No seas tan cruel con tu pobre hermana”.
Vasudeva cambió a Krishna por la hija de Yashoda y el Rey Nanda en Gokula. Vasudeva trajo a la niña a la prisión en Mathura. Kamsa intentó encontrar a Krishna, el niño que le mataría. Kamsa mandó muchos demonios a matarlo. Krishna, que es ni más ni menos que Dios mismo, mató a todos estos demonios. Finalmente, Krishna mató a Kamsa.